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Empieza el viaje de Otoño: en tránsito y equilibrio hacia los misterios de la temporada

El otoño es una temporada de cambios. Más allá de la puerta de tu casa, la Naturaleza está atravesando una transformación, siguiendo las fuerzas elementales y sus tránsitos estacionales. No importa nuestro nivel de consciencia en estos aspectos, ya que absorbemos y reaccionamos a los giros físicos y energéticos que se van produciendo en nuestro entorno. Como es adentro es afuera. Y es que estamos configurados de ella, de la naturaleza de la Tierra e inmersos en sus ciclos.


Muchas de las antiguas tradiciones, y todas las visiones chamánicas en los cinco continentes, han sido guardianes, han honrado, nutrido y consagrado esta relación con la naturaleza, como un camino de pertenencia y de sabiduría interior. Y es que la contemplación de la naturaleza, la interconexión a través de nuestra experiencia sentida, nos proporciona una senda, una orientación salvajemente bella para el autoconocimiento.


Y es ahora, especialmente en con la llegada del equinoccio de otoño, que empieza la estación más propicia para ese viaje interior, para soltar aquello que ya no nos sirve, para recogernos, equilibrarnos y sintonizarnos con los flujos naturales y darnos los tiempos propicios para nuestra profundización, conexión y transformación interior.




Nutrir nuestra relación consciente y sentida con los ciclos de vida, muerte y renacimiento presentes en las estaciones y en la vida salvaje, interconectarnos con los demás reinos naturales, y ampliar nuestra resonancia con el cosmos, conectando con con los ciclos lunares, solares y estelares, va despertando una sabiduría innata y natural, que nos permite recordar quienes somos y ocupar nuestro lugar.


Estamos presentes. Queremos estar presentes e ir descubriendo y descubriéndonos en los misterios de la naturaleza y en la naturalizando nuestra relación con el misterio.

EL VIAJE DE OTOÑO


Con la llegada del otoño, el cambio está en el aire. El otoño es una estación de tránsito. En la rueda del año marca el comienzo del fin de los meses de luz para irnos adentrando en los meses de la oscuridad. Un ciclo a través de estas fuerzas elementales llega a su fin y otro comienza.


El equinoccio de otoño es el punto de inflexión, un breve período de equilibrio entre la luz y la oscuridad, antes de que el mundo viviente se entregue a los crecientes poderes del reino de la oscuridad.


La luz y la oscuridad modulan el ciclo primario y las respuestas de la naturaleza. El calor afloja, los días se acortan. Es el lenguaje de la materia física que va mutando. Las plantas y animales escuchan, y van adaptando su apariencia y hábitos en preparación para el próximo invierno. El follaje otoñal se tiñe de marrón para acabar soltándose. Aquello que es caduco, dulcemente, se deja caer en una gracia natural. Las plantas renuncian a su cosecha y luego se marchitan; Las aves y los animales adoptan patrones otoñales de migración, hibernación y almacenamiento de alimentos para el invierno.


En nuestras vidas humanas nuestras rutinas también cambian. Se acaba el verano. Es hora de regresar a la escuela o cumplir con nuestras obligaciones laborales. En las comunidades rurales, la cosecha tardía se recolecta, es tiempo de vendimia, y se celebran en ferias de otoño y festivales de la cosecha, que se remontan a los días de nuestros antepasados agrarios que honraban lo último de la generosidad del verano mientras se preparaban para la escasez del invierno.


Tiempo de última cosecha, de recoger y agradecer los últimos frutos del largo y pleno verano, guardamos lo necesario para prepararnos para pasar el invierno, escogiendo y reservando también las mejores semillas que contienen la promesa de una nueva primavera.

Así, nosotras, ahora, podemos sintonizar y prestar atención a estos ciclos orgánicos. La luz se inclina hacia la oscuridad, con todo lo que ello conlleva. Una oscuridad tan necesaria, inevitable y sagrada, como lo es la luz y el calor para la vida.


El otoño nos trae un tipo de energía fundamental que encontramos en otras formas o manifestaciones. Podemos establecer equivalencias o asociaciones entre la energía del otoñal, con la fase de la Luna menguante, el color marrón-dorado, la etapa de la menstruación premenstrual, y a la madurez y al arquetipo femenino de la Hechicera o Chamana. Apreciamos esta energía en cualquier manifestación natural donde se despliegan esas las fuerzas que nos muestran la maduración, el dejar ir, el repliegue hacia dentro, hacia la oscuridad de lo profundo, para fertilizar la vida y la naturaleza en sus cambios y transformaciones.


En el espíritu del otoño, presta atención a nuestra llamada al repliegue, a soltar, y a prepararnos para la próxima temporada. Pero además, podemos ir más allá de los cambios manifiestos en sus rutinas y comportamientos cotidianos, y mirar hacia adentro en busca de tus raíces profundas, mientras acaba y comienza un nuevo ciclo, momento propicio para iniciar nuestro propio viaje de descenso y de reconexión interior.


En estos procesos, la autoconciencia es una habilidad y un recurso esencial que podemos desarrollar en este viaje de otoño. Y podemos partir en este viaje preguntándonos:


¿Cómo las energías y los misterios de la temporada de otoño hablan de mi viaje del alma?


Desde este lugar de conexión y autoconciencia, deja que comience tu viaje de otoño.


CELEBRACIONES ANCESTRALES PARA ESTE MOMENTO DEL AÑO


En diferentes lugares del mundo y en distintas épocas se han relizado festividades vinculadas a este momento del año. Son celebraciones para la honra, agradecimiento, cosecha y siembra de semillas para el próximo año.


MABON, LA FIESTA PAGANA DE ORIGEN CELTA

Mabon son los festivales que se celebran en torno al equinoccio otoñal. Para las antiguas culturas celtas en otoño vuelve a morir la naturaleza, disminuye su generosidad, preparándose para el invierno y su tiempo de descanso. Los árboles se despojan de sus hojas e invitan a soltar lo viejo y con el fin del ciclo, concentrarnos en la vejez y la muerte. Era un tiempo de agradecimiento, reflexión y recogimiento interior y templanza.

La fiesta celta de Mabon se celebra entre el 21 y el 23 de septiembre. Es una celebración para dar gracias por los frutos que la tierra ha concedido y tomar conciencia de la necesidad de compartirlos para asegurar las bendiciones de la Diosa y el Dios durante los meses invernales.




Aunque la cosecha comenzaba a recogerse en la época de Lughnassadh (finales de julio-principios de agosto) es en Mabon cuando se completa, y se agradecía por lo recogido, pidiendo una buena cosecha para el próximo año. Era tiempo de descansar luego de la ardua tarea.

Era un momento de equilibrio: las fuerzas de la oscuridad y de la luz se encuentran en igualdad. Es el equinoccio y a partir de ese momento, la oscuridad ganará terreno hasta alcanzar su punto máximo el 21 de diciembre con el solsticio de invierno.

Para los pueblos celtas era el momento de mirar hacia atrás, reflexionando sobre los esfuerzos del pasado y alegrándonos por un trabajo bien hecho. Pensaban que junto con la cosecha se recogían las semillas que contenían la promesa de la nueva vida en primavera; encerraba el misterio de la vida en la muerte. Lo consideraban una etapa de serenidad. Realizaban festividades que duraban varios días compartiendo alimentos, bebidas y bailes, destejando la abundancia, los frutos recolectados, y bendiciendo las semillas seleccionadas para nutrirse en las próximas temporadas.


Actualmente, todavía se celebran fiestas por toda Europa vinculadas a la cosecha por estas épocas y en la península ibérica, como lo son las vinculadas a la vendimia y al vino.


EL INICIO DEL OTOÑO, EL MITO DE PERSÉFONE Y LOS MISTERIOS ELEUSINOS


Muchos son los mitos, así como las festividades a lo largo de la historia y las culturas que nos hablan de esta relación con la naturaleza y sus ciclos. Uno de los más potentes en Europa y especialmente en el Mediterráneo es el mito de Deméter y Perséfone.


Otras celebraciones que se realizaban esta época fueron durante más de 2000 años los misterios Eleusinos, festividades vinculadas a Mito de Deméter y Perséfone. Los Misterios Eleusinos mayores se celebraban al inicio del otoño, coincidiendo con el comienzo del descenso de Perséfone al inframundo.


El mito nos cuenta...


EL MITO DE DEMÉTER Y PERSÉFONE


Deméter y Perséfone, las diosas gemelas percibidas como madre e hija, representaban para los pueblos de la antigüedad el espíritu de la naturaleza, la emergencia cíclica y los poderes de la transformación.

Cada año, en el otoño, la vitalidad exterior de la naturaleza, el cuerpo de Deméter, se secaba y caía, como una semilla, sobre la Tierra. A partir de esta experiencia, se cuenta que su hija, Perséfone, fue secuestrada por Hades, el dios del inframundo, y condenada a pasar la mitad de cada año, el invierno, bajo tierra. Perséfone se casa con Hades supuestamente obligada por él. Cuando Deméter se enteró de su secuestro, -y ante la angustia de perder a su hija, - decidió arruinar las cosechas. En su desesperación, acudió al padre de Perséfone, Zeus, y exigió que la encontraran de inmediato. Hermes fue enviado al inframundo para recuperarla, pero cuando llegó descubrió que Perséfone se había convertido en la Reina del Inframundo, la Reina de los Muertos.


Tras su descenso al Inframundo Perséfone ya no es la misma. Ha probado el fruto de la vida de la sabiduría y está iniciada en los misterios de la tierra, de la vida y de la muerte.

Perséfone había tomado la granada invitda por Hades, y eso la condena a quedarse en el Inframundo. Pero hacen un pacto, con Zeus, para que pase la mitad del tiempo con su madre Deméter y la otra en el Inframundo junto a Hades, como Reina de los Muertos.


Cada otoño, Perséfone realiza su viaje al inframundo, regresando al reino de la oscuridad y la muerte. Perséfone ha sido transformada por sus viajes y pruebas en el Inframundo y vuelve a emerger cada primavera y a juntarse con su madre, pero ahora como una diosa renacida, en una versión más madura y evolucionada de sí misma: Reina del Inframundo y Diosa del Crecimiento Primaveral. Ahora, posee una totalidad y grandeza de ser que es lo suficientemente sabia, amorosa y poderosa como para tender un puente y equilibrar las inmensas energías opuestas del Inframundo centrado en la muerte y el reino iluminado por el sol centrado en la vida de su madre Deméter.




El significado esencial y ancestral de este mito se refiere a una concepción sagrada donde los ciclos de la vida-vida-muerte conforman parte de un mismo proceso.


Pero el mito de Perséfone no solo se vincula desde la antigüedad a la existencia de las distintas estaciones, sino que además, nos muestra cómo es la evolución espiritual desde la perspectiva de la maduración cíclica de una mujer, que al igual que las estaciones, transita diferentes etapas evolutivas.


LOS MISTERIOS ELEUSINOS


Y aún hay más: Deméter y Perséfone están vinculadas directamente al contexto de los extraños ritos iniciáticos secretos de regeneración de los misterios eleusinos, que prometían la inmortalidad a los sobrecogidos participantes. Una inmortalidad en el mundo subterráneo de Perséfone, un mundo posible más allá de la muerte.


Los misterios eleusinos eran ritos de iniciación anuales al culto a las diosas Deméter y Perséfone que se celebraban en Eleusis (cerca de Atenas), en la antigua Grecia. De todos los ritos celebrados en la Antigüedad, estos eran considerados los de mayor importancia. Estos mitos y misterios se extendieron posteriormente al Imperio romano. Los ritos, así como las adoraciones y creencias del culto, eran guardados en secreto, y los ritos de iniciación unían al adorador con el dios, incluyendo promesas de poder divino y recompensas en la otra vida.


Una visión bastante alternativa, por parte de los historiadores modernos, es la creencia de que el rapto de Perséfone representa un símbolo de la práctica de enterrar semillas en el verano. Con el fin de que estas no se secaran antes de que pudieran sembrarse en el otoño. Este ciclo inspiró y se convirtió en uno de los diversos rituales que forman parte de los sagrados misterios eleusinos. Donde los símbolos de dicho culto eran las espigas de granos y una antorcha. El último representa la búsqueda de Perséfone por parte de la diosa. Aunque también es un recordatorio de que todos los rituales en Eleusis se realizaban durante la noche y se descendía a la oscuridad. Eleusis pasó a ser el santuario más importante para Deméter.


Puesto que los iniciados se encontraban atados por un juramento sagrado, en el que no debían revelar detalles, los sagrados misterios eleusinos aún continúan siendo un misterio.

Lo que sí se sabe es que a partir del siglo VI aC, las ceremonias eran llevadas a cabo dos veces en el año. El primer paso durante los procesos de iniciación que se conocía como los misterios menores, llevados a cabo en la primavera. Los misterios mayores, que eran los más importantes, se realizaban en otoño por nueve noches seguidas. Solamente los griegos podían iniciarse, pero después esta iniciación se expandió para incluir a los romanos.


También se conocen algunos detalles acerca de las actividades al aire libre. Existía una procesión que era dirigida por la sacerdotisa de Deméter, ceremonias de purificación se realizaban en el mar, la recreación o representación de los mitos que tenían que ver con las diosas, sacrificios animales y también la interpretación de los textos sagrados por los sacerdotes. Dentro de los misterios de Eleusis también estaba el culto de Dionisio, dios del vino. Probablemente, también existía una bebida, baile, música y juerga en general. Como se atestigua dentro de las escenas de cerámicas griegas, que a su vez incluyen ritos, donde se muestra a los iniciados sosteniendo una vara sagrada o Baco. Estrechamente vinculados con la fertilidad y con la agricultura, estos misterios traían buena fortuna a los adoradores. Y tal vez, para algunos lo más importante, era la promesa de tener una mejor vida en el más allá.


Los misterios de Eleusis que celebraban a estas Diosas eran ritos de paso destinados a personas adultas que proporcionaron un espacio sagrado para vivenciar nuevos estados de conciencia y una percepción de la vida que surge de la muerte.

Estos rituales se celebraron durante más de dos mil años en toda la cuenca del Mediterráneo, llegando incluso a Catalunya, ya que se han encontrado pruebas arqueológicas que así lo sostienen.


Desde los misterios Eleusinos y las escuelas de misterios de la Antigua Grecia, la historia del rapto y la aparición de Perséfone expresa algo sobre el alma. Algo sobre la vida/muerte/vida y los ciclos y las estaciones, el otoño, el descenso al inframundo y el renacer en primavera. Algo sobre el trabajo que debemos hacer cada invierno bajo la superficie de nuestras historias. Algo sobre la iniciación y el misterio.



TU VIAJE INTERIOR EN OTOÑO


Tu viaje interior en otoño empieza con el equinoccio. Llegamos a un nuevo ciclo en el que, de nuevo, el día y la noche, se igualan y nos recuerdan el equilibrio entre la luz y la oscuridad, entre la energía hacia afuera y hacia adentro.


El Equinoccio de Otoño, es la celebración de la cosecha del año, y aquí nos detenemos para honrar y agradecer toda la abundancia que nos ha proporcionado la Tierra.


El día y la noche tienen la misma duración, y en este punto de equilibrio, busca lo que podría haberse desequilibrado en tu vida y lo que podrías hacer para ayudar a restablecerlo...


Este tránsito hacia el otoño, también es una oportunidad para dar gracias y celebrar tu propia cosecha y buscar las semillas que hay en ella. Momento para discernir qué te sirve y qué no para tu propósito vital y que te va a ayudar a nutrirte en próximos meses. Escogemos y sembramos ya bajo tierra, donde dormirán en la oscuridad del invierno, las semillas que contienen la promesa de nuevos frutos en la próxima primavera.

La naturaleza en Otoño nos ofrece sus enseñanzas sobre como soltar y dejar ir, para renovarse en sus ciclos. Esto nos ayuda en nuestros procesos de maduración y de desapego. Hay finales y nuevos comienzos. Podemos sintonizarnos y aprender de la naturaleza cíclica y regenerativa de la vida.




Re-alinea tu vida con el ciclo esencial de la existencia material: Al igual que los árboles y las cosas verdes, deshazte de las trampas externas de tu vida que han llegado a su fin. Como las criaturas salvajes, reúne las cosas que necesitas para sostenerte y nutrirte durante tu período de transición. Haz espacio en tu vida para el descanso, la quietud y la reflexión. Luego dirige tu conciencia hacia el reino interior y realiza tus viajes internos.


Si solo miramos hacia afuera en actividad frenética, sin escuchar nuestro cuerpo, sus ritmos, sus límites, su resonancia natural, entonces el otoño, se nos vuelve una lucha y una resistencia interna ante la decadencia, la oscuridad y la muerte que se proyectará en tu vida exterior de formas más o menos duras.


El despliegue del otoño y sus energías nos brindan una inmejorable oportunidad de descender consciente y voluntariamente al reino de la oscuridad y realizar esos viajes interiores que nos permitan digerir lo aprendido, regenerarnos y transformarnos, para nuestra salud y evolución en consonancia con la vida.

Si quieres acompañamiento en tu viaje de Descenso, así te facilito y te oriento en este apasionante viaje mítico del alama femenina: Viaje de descenso al Inframundo


PRÁCTICA:

Aqui te dejo unas preguntas interpeladoras para la temporada. Preguntas oportunas y movilizantes, para dejarte sentir, escucharte y reflexionar.



  • ¿Cómo se siente todo esto en mi cuerpo?

  • ¿Dónde siento las energías del momento en mi cuerpo?

  • ¿Dónde hay lucha o resistencia con estas fuerzas naturales?

  • ¿Dónde fluyo? ¿Qué fluye?

  • ¿Qué me conecta en esta temporada? ¿Con qué me conecta?

  • ¿Qué me inspira?

  • ¿A qué me invita?

  • ¿Cómo puedo celebrar y agradecer mi cosecha?

  • ¿Qué destierro?

  • ¿Qué suelto para avanzar en mi propósito de vida de forma sana y evolutiva?

  • ¿Qué tiene que ver todo este viaje de otoño con mi viaje del alma?



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